[· · ·] pero no son más que un apollo más para las pisadas mojadas.
Soy parte de esa afluencia en las avenidas, soy un zapato más que pisa la flor.
Antes me esmeraba por combertilas ramilletes perfumados,
marchitas seguian en sus frascos colandose entre las habitaciones
el aroma empalagante del jacarandá.
Hoy no son adorno,
ni regalo,
ni signo de atencion le damos,
los andantes de la ciudad,
pero entre tanta comunidad esperan a que alguien,
esquibando el apuro colectivo,
se pare a admirar
entre todos los arboles el unico que
pintado de rosa se alsa.
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