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sábado, 15 de octubre de 2011

[· · ·] pero no son más que un apollo más para las pisadas mojadas.

Soy parte de esa afluencia en las avenidas, soy un zapato más que pisa la flor.

Antes me esmeraba por combertilas ramilletes perfumados,

marchitas seguian en sus frascos colandose entre las habitaciones

el aroma empalagante del jacarandá.

Hoy no son adorno,

ni regalo,

ni signo de atencion le damos,

los andantes de la ciudad,

pero entre tanta comunidad esperan a que alguien,

esquibando el apuro colectivo,

se pare a admirar

entre todos los arboles el unico que

pintado de rosa se alsa.

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