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martes, 14 de diciembre de 2010

Él dormia en su regaso. Ella lo miraba dormir enternesida.
La tarde de una mañana lavoriosa invitada a una siesta, pero no todos podiamos dormir a esas horas, era mi caso. La escuela estaba en pedasitos, por asi decirlo se estaba derrumbando, pero por amor seguiamos asistiendo y manteniendola. Como pasa en cualquier comunidad, de 30 en la divicion solo 5 hivamos los domingos para hacerle algun que otro arreglito. Al medio día tocaba el timbre finalisando nuestro turno, el turno de la mañana. Terminabamos comiendo lo que se podia compra con 8 pesos y moneditas, una pizza individual partida a la mitad para compartir. Teniamos permiso de ir al patio para que no nos robaran en nuestro querido pasaje, ahora atestado de malas juntas.
Con una cocacola media tibia, con babitas, pero coca al fin, nos tiramos en el suelo a descansar.
-Me pudeo apollar?-
-Si dale-
Se durmio arriba mio, pero lo mejor es que se me durmio media pierna tambien.
Parecia un nene devuelta, como me acordaba. Pasaron un par de años pero fueron justo esos donde conoses al niño y ves nacer a una cosa distinta al mismo tiempo. A mi merced un niño de ojitos cerrados en mi regaso, no pude evitar peguntar una bobada.
-Te puedo besar?- Acasiandole el pelito brillando por el sol.

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