Decian de ti lo que de un monte se teme, mientras acisiaban tu cabeza para calmar la fiera. Siempre adoraste mi la musica, sin haber siquiera escuchado una cancion.
Como tu me puedo llenar la voca de cosas que a nadie le importan y sin embargo que al resto le importe más mis dichos que lo tuyos.
Miras desafiante al atardecer para recivir a la noche, un aire de valentia y grandesa que en tus accionares nunca respiramos.
Pides páz con golpes, reclamas la verdad con lagrimas en flascos. Hablas en voz de todos, pero ironicamente representandote solo a ti mismo.
Asi como te veneramos para el bien individual te odiamos con la fuersa de tu puño, ten cuidado que escondidos en la multitud somos los de la mano más grande
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